"Tengo una bomba". Esa fue la frase que dijo cuando cruzó la puerta masticando el chicle y agitado al subir con su mochilita al hombro el quinto piso del edificio por las escaleras. Estaba colorado, excitado, dibujando en su rostro una sonrisa de chibolo que cometé una palomillada. "¿Y cuándo va a funcionar ese ascensor?" se quejaba mientras revisaba los discos que tenía en la mesa. El viejo edificio de Lince tenía problemas y el ascensor era uno de ellos. La pregunta inevitable luego de tamaña provocación fue ¿Cuál es la bomba? ¿De qué bomba hablas? y su respuesta cachacienta: "Espera loquito que salga el reportaje el domingo... ya te enterarás".
Bruno venía investigando este tema durante varias semanas, lo había comentado cómo algo grande que iba a remecer el ambiente político. Estaba trabajando paralelamente otros reportajes cumpliendo su religiosa cuota semanal al canal, pero esta investigación la tenía muy bien guardada, bajo siete llaves. Después nos revelaría cómo hizo lo contactos , lo difícil que fueron y hasta donde pudo llegar. Ese día ya tenía el reportaje listo y esperaba la llegada del ansiado domingo. Esos domingos inolvidables que ya no existen en la televisión local. Cómo era costumbre y tradición, había que soplarnos todos los comentarios del presentador de turno., gallitos e inflexiones de voz de Nicolás Lúcar , que con prosapia de vendedor del mercado central presentaba. los reportaje. Timbró el teléfono. "¿Estas viendo? ¿no? Esto será un terrremoto político, esta es la bomba que te comenté. Entrevisté al sobreviviente de la masacre del Frontón".
El reportaje fue escalofriante, los testimonios helaban mi dormitorio, las acusaciones claras y contundentes nos hacían retroceder en el túnel del tiempo hasta esos terribles años. Era realmente una bomba.
Sin embargo, al día siguiente nadie, absolutamente nadio rebotó la noticia en la prensa. La bomba de nuestro querido hermano ni siquiera llegó a la categoría de cuetecillo. El país siguió su curso normal, con sus titulares chicha y el rebote fue entre corrillos parlamentarios, organizaciones de derechos humanos y ciudadanos que impactados por el reportaje habrían comentado en sus trabajos, la mañana del lunes lo visto esa noche,en la tele, cómo quien comenta un partido de fin de semana y continúa su labor de todos los días.
Una vez más la bronca y la frase "país de mierda" saltando de su lengua, la rabia mordiendo sus labios y golpeando con un jab de derecho el hígado.
Bruno venía investigando este tema durante varias semanas, lo había comentado cómo algo grande que iba a remecer el ambiente político. Estaba trabajando paralelamente otros reportajes cumpliendo su religiosa cuota semanal al canal, pero esta investigación la tenía muy bien guardada, bajo siete llaves. Después nos revelaría cómo hizo lo contactos , lo difícil que fueron y hasta donde pudo llegar. Ese día ya tenía el reportaje listo y esperaba la llegada del ansiado domingo. Esos domingos inolvidables que ya no existen en la televisión local. Cómo era costumbre y tradición, había que soplarnos todos los comentarios del presentador de turno., gallitos e inflexiones de voz de Nicolás Lúcar , que con prosapia de vendedor del mercado central presentaba. los reportaje. Timbró el teléfono. "¿Estas viendo? ¿no? Esto será un terrremoto político, esta es la bomba que te comenté. Entrevisté al sobreviviente de la masacre del Frontón".
El reportaje fue escalofriante, los testimonios helaban mi dormitorio, las acusaciones claras y contundentes nos hacían retroceder en el túnel del tiempo hasta esos terribles años. Era realmente una bomba.
Sin embargo, al día siguiente nadie, absolutamente nadio rebotó la noticia en la prensa. La bomba de nuestro querido hermano ni siquiera llegó a la categoría de cuetecillo. El país siguió su curso normal, con sus titulares chicha y el rebote fue entre corrillos parlamentarios, organizaciones de derechos humanos y ciudadanos que impactados por el reportaje habrían comentado en sus trabajos, la mañana del lunes lo visto esa noche,en la tele, cómo quien comenta un partido de fin de semana y continúa su labor de todos los días.
Una vez más la bronca y la frase "país de mierda" saltando de su lengua, la rabia mordiendo sus labios y golpeando con un jab de derecho el hígado.