viernes, 21 de noviembre de 2008

Racismo en discotecas

Una de las cosas que más detestaba Bruno eran las fracesitas hechas, los lugares comunes y los reportajes típicos. El patético estilo "Mónica Chang" de preguntarle cómo se siente a un hombre que acaba de ser arrollado por un trailer mientras sostiene sus víseras con la mano es patético. O a la madre que en trágico suceso perdió a su hijo, no faltaba la animalada de preguntarle jadeando, ocn voz entrecortada y con micrófono en mano "¿Cómo se siente? ¿Cómo se siente? ¿Qué nos puede decir?".

Por eso, cuando nuestro recordado zapallalino veía los reportajes sobre actos discriminatorios, sentía que esa costumbre de tirar moco frente a la cámara con musiquita de fondo para dar penita había llegado a su límite. Esa noche Bruno compartió en la tertulia de mi humilde hogar que quería hacer un reportaje sobre racismo. No quería más de lo mismo. Se acabarón los llorones moqueando frente a cámaras para dar penita. Ahora había que burlarnos de esa irracionalidad, de ese acto de intolerancia, de tamaña bestialidad humana. Algo tan serio y dramático debía ser presentado con humor, con sarcasmo y nos convocó a ser parte de esta complice aventura.

Al comienzo nos causó sorpresa poder ser protagonistas de su reportaje. Durante años lo escuchábamos como pensaba en la noticia, la rumiaba, le daba vueltas, la construía para hacerla linda, pensaba en la manera de entrevistar o el detalle que haría ese el super reportaje. Pero ahora seríamos nosotros quienes estaríamos en pantalla, haciendo lo que siempre hemos hecho cuando nos reuníamos a pensar sobre nuestro Perú: ironizar hasta el delirio.

Indecopi había recibido denuncias de locales que impedían el ingreso de personas de "sospechosa coloración" cómo decía este gringuito de Zapallal en su reportaje. Se barajó varios nombres, pero el sitio fue The Edge. Cuando menos lo esperábamos ya estábamos un sábado por la noche -con menos kilos de peso y sin canas en los bigotes- al frente de la discoteca. Bruno ya se había agenciado el permiso y montamos la cámara desde las oficinas de la Municipalidad directo a la puerta, listitapara capturar a los tres señuelos. El resultado fue fenomenal. Pero Bruno necesitaba otros lugares que muestren esta práctica tan generalizada y validar al experiencia. Así que fuimos al Mamut, un lugar de moda donde toda la chibolada y los no tan chibolos pugnaba por entrar, la casa que conseguimos para grabar sabía del negocio y pidió un buen billete. Fuimos a chequear: demasiado lejos y mucho tumulto. Los micros amarados con masking tape en nuestros cuerpos tal vez no funcionen.

Y así fue durante esos días de la siguiente semana entramos a cuatro locales más de la lista de Indecopi que no recuerdo pero con mirada de reojo de sus Guachimanes. Hasta que llegamos al Casino del Hotel María Angola. Ingresé y me preguntaron a donde iba, les dije que al casino con rostro de molestia e incomodidad. Me miraron, intentaron decir algo y bajé los escalones. Me detuve para retroceder y empiezo a escuchar un diálogo entre estos vigilantes donde más o menos se dice que "dejemos pasar a la gente pues Indecopi nos ha puesto en la mira". Estos valientes guachimanes se referían al aviso publicado el domingo en el diario La República con la lista de luegares públicos choteadores por excelencia. Baje a ese submundo, me sentí cómo en una película de James Bond y salí, nunca había entrado a un casino .El aviso de La República no había ayudado en nada para nuestros fines, había puesto de sobreaviso, hasta que esperamos el sábado donde fuimos a Barranco y nos dirigimos al Pub Delirium. Con esa imagen de Bruno ingresando descujeringado al pub fue suficente. Lo demás el reportaje lo cuenta.

Para los "Cuatro amigos del teatro" (escoba, bacín y trapo y el que los cuenta son cuatro) este fue el homenaje de Bruno a la amistad. Estuvimos los tres: dos como actores principales (Koky Vega y Koke Contreras) y uno cómo secundario (Kike Piedra quien saluda en Palacio de Justicia a Koky Vega). A partir de ese reportaje se produjo una movilización contra la discriminación en lugares, la gente comenzó a hablar de este en voz alto y fueron otros reporteros y reporteros quienes hicieron eco de esta denuncia y hasta una ley se llegó a promulgar. Cuán feliz hubiese estado Bruno al recibir esa noticia y saber todo su esfuerzo tuvo recompensa.


5 comentarios:

  1. Real. Solamente una palabra. Real. Así de incapacitados mentales está lleno nuestro Perú, lamentablemente.

    Saludos, Koke.

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  2. Gracias por esta excelente iniciativa de recopilar y difundir los impecables trabajos del inolvidable Bruno de Olazábal

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  3. Desgraciadamente existe este tipo de problema en todos los paices en Suecia en el año 2006 el embajador peruano le negaron la entrada a una discoteca en Estocolmo con el cuento que estaba borracho pero la verdad es que en los ojos de lo suecos, los peruanos hasta lo que consideran blancos son extranjeros no blancos.

    Eso fué publicado en los periodicos suecos.
    http://www.svd.se/stockholm/nyheter/artikel_302786.svd
    Asi que eso no es una novedad. Siempre ha existido eso en Lima.

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  4. 1998. Estamos en 2011, 13 años después y todo sigue igual.

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  5. Hola. Solo para decirles que siempre admiré a este chico, me alegra mucho saber que sigue viviendo en la mente y el corazón de muchos Peruanos y que ustedes están haciendo algo para mantenerlo PRESENTE.
    Congrats Guys.

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